EL PROGRESO

Al igual que la idea de la evolución, con la que tiene algo de afinidad, la idea del progreso parece ser típicamente moderna. Anticipaciones pueden ser encontradas en el pensamiento antiguo y medieval, algunas veces en forma de negaciones implícitas de la misma idea. Pero en una formulación explícita, en énfasis e importancia, el progreso, al igual que la evolución, es casi una idea nueva en tiempos modernos. No es meramente más prominente en las discusiones modernas; si no que afecta el significado de muchas otras ideas, y da un color característico o tendencia al pensamiento moderno.

 La idea de la evolución afecta a nuestro concepto de la naturaleza y del hombre. Pero la teoría de la evolución es por si misma afectada por la idea del progreso. Si partimos de que es un tema importante por lo menos desde hace dos siglos antes que Darwin, el progreso no depende su significado en la teoría de la evolución biológica. La relación contraria parece ser obtenida. La idea de la evolución se conforma de su significado moral, social y aun cósmico de sus implicaciones en el movimiento general de los seres vivientes en el mundo, tal vez en el universo, que representa un progreso de formas menores a mayores.

 Darwin piensa que “Von Baer ha definido el avance o el progreso en la escala orgánica mejor que ningún otro, al apoyarse en la cantidad de diferenciación y especialización de las distintas partes del ser” -a las cuales Darwin añade las calificaciones de los organismos con los que deben ser juzgados cuando llegan a la madurez. A medida que los organismos se han adaptado lentamente a las diversas líneas de la vida, sus partes se han convertido más especializadas y diferentes en sus funciones varias, y las ventajas obtenidas por la división del trabajo biológico.

 La misma parte muchas veces parece haberse modificado en primer instancia para un propósito, y luego después para algún otro propósito algo distinto; y a pesar de que todas las partes se hacen mas y más complejas...

 En concordancia con este punto de vista”, Darwin escribe, “parece, si nos tornamos a la evidencia geológica, que la organización ha avanzado a través del mundo por medio de pasos lentos e interrumpidos. En el reino de los vertebrados ha culminado en el hombre”.

 Ya sea estrictamente evolución biológica como una dirección única o uniforme, puede ser discutida en la luz de las evidencias de regresión y la multiplicación de las formas menores al igual que las mayores. Pero Darwin parece pensar que si “la selección natural trabaja únicamente y para el bien de cada ser, todos los aspectos corporales y mentales tenderían al progreso hacia la perfección”. Cualquiera que sea la evidencia, es la noción popular de la evolución, especialmente cuando es aplicada por escritores como Herbert Spencer hacia la sociedad humana o civilización, y connota al progreso-la marcha gradual y constante hacia la perfección.

 Según Waddington, “ha habido una progreso evolutivo real”. Él piensa que “los cambios en la evolución siempre estarán presentes... un mejoramiento”, y son estos mejoramientos los que “justificablemente, se refieren al progreso evolutivo”. Otros científicos del siglo XX, notablemente Stepen Jay Gould, enfáticamente están en desacuerdo. Para ellos, el hecho de la evolución esta totalmente sin relación con cualquier forma de progreso humano.

 Alejado de esta aplicación de la idea de la evolución en el mundo del hombre, el progreso parece ser la tesis central en la filosofía moderna de la historia.

 En la mente de algunos, la filosofía de la historia esta inmediatamente conectada con la teoría del progreso que la filosofía de la historia ve así misma como una desarrollo moderno. Parece haber algo de justificación a esta visión en los trabajos modernos en la tendencia de la historia, que no posee una contraparte antigua, con escritos como Giambattista Vico, Marie Jean Condorcet, Kant, Pierre Joseph Proudhon, August Compte, J. S. Mill, Hegel, y Marx.

 No todos estos escritores definen o explican el progreso de la misma manera. Tampoco se suscriben a una ley inviolable e irresistible del progreso que pueda ser de carácter divino, remplazando o transformando otros puntos de vista menores. Pero en la mayor parte los modernos son optimistas. Ya sea que creen en la perfección del hombre y en su acercamiento a la perfección a través de sus propios esfuerzos libremente tornados hacia la realización de sus ideales; o se ven en las fuerzas de la historia -ya sea la manifestación del espíritu del mundo o la presión de las condiciones materiales -un desarrollo inevitable de etapas de menor a mayor avance de la civilización, según al patrón dialéctico de conflicto y resolución. Cada resolución necesariamente surge a un nivel superior.

 Opuesto al optimismo que espera un mejoramiento continuo en todas las cosas o un acenso irreversible a nuevas alturas, el punto de vista pesimista niega que el progreso sea una ley o la esperanza de la historia. Piensa mas que todo lo que sube tiene que bajar. Como se indica en el capitulo de HISTORIA, la teoría de ciclo tras ciclo de florecimiento y declive -o aun la noción que la época dorada ya paso, y que nunca será retomada, y que las cosas constantemente se hacen peor-prevalece mas en la antigüedad que en el mundo moderno.

 Las excepciones modernas del optimismo en la filosofía de la historia son notables en Oswald Spengler y, en una extensión menor, en Arnold Toynee. Pero los más modernos pesimistas nunca parecen alcanzar la intensidad de las reiteraciones de los pastores eclesiásticos que “no existe nada nuevo bajo el sol” y que “todo es vanidad del espíritu”. Tampoco la teoría moderna de los ciclos de la civilización, aun con Vico, parecen ser tan radicales como aquella de los antiguos. En su visión de los ciclos cósmicos, Lucrecio ve a mundo completo desmoronarse en polvo atómico para renacer de nuevo. Heródoto no se apoya en la nube de sus observaciones que, en la vida de las ciudades, la prosperidad “nunca perdura para quedarse”. La eternidad del mundo significa para Aristóteles que “probablemente cada arte y cada ciencia ha sido a menudo desarrollada tan lejos como posible y ha perecido de nuevo”.

 Dejando para el capitulo de HISTORIA la discusión de progreso, hasta aquí concierne a una filosofía explícita de la historia, debemos aquí lidiar con las consideraciones del progreso mientras que ocurren en la economía, en la teoría política, en la historia de la filosofía y en la completa tradición de las artes y las ciencias.

 En la ultima conexión, los grandes libros juegan un doble papel. Ellos proveen la principal evidencia que, en diferentes interpretaciones, apunta hacia respuestas opuestas a la interrogante de sí ha existido el progreso en la tradición el pensamiento occidental. Lo que sea que los lectores piensen acerca de este tema, los grandes autores, habiendo leído los trabajos de sus predecesores, a menudo forman sus propias interpretaciones de la tradición intelectual. En muchos casos, especialmente entre los escritores modernos, su punto de partida -aun en la concepción que obtienen de la originalidad y validez de su propia contribución-sobresale de sus preocupaciones con una falta deplorable de progreso, para el cual ofrecen nuevos métodos como remedios.

 Antes de entrar a la discusión del progreso económico, político, o intelectual, parece útil hacer una distinción entre el hecho y la idea del progreso.

Cuando el hombre examina el hecho del progreso, ellos ven al pasado y encuentran ahí evidencia a favor o en contra de la declaración que un cambio para bien ha tomado lugar en este o aquel respecto. Dos cosas están involucradas: un estudio en los cambios que han ocurrido y el juicio -basado en alguna apreciación estándar-que los cambios han sido para bien. Pero cuando el hombre se adentra en la idea del progreso, se vierten del pasado y el presente y ven hacia el futuro.

Ellos ven al pasado meramente como las bases para una profecía, y al presente como una oportunidad para hacer planes para complacer sus profecías o esperanzas. El hecho del progreso pertenece a los alcances establecidos; la idea del progreso propone una meta para ser alcanzada.

 Esta distinción parece ser ejemplificada por la diferencia entre las consideraciones antiguas y modernas del progreso. Los antiguos observan al hecho del progreso algo particular-casi nunca universalmente. Thucydides, por ejemplo, en el capitulo inicial de su La Historia de la Guerra Peloponense, contrasta al poder y riqueza de los modernos estados-ciudades de Grecia con “la debilidad de los tiempos antiguos”. Sin el comercio, sin la libertad de comunicación ya sea por tierra o por mar, solo cultivar su propio territorio y las exigencias que requiere la vida.

 Pero Thucydides no parece hacer ninguna idea general partiendo de estas observaciones del progreso. El no concretamente imagina a un futuro surgiente de la edad Periclana en la magnitud de sus guerras y la magnificencia de su riqueza.

 El pensamiento de Adam Smith acerca del progreso económico representa el énfasis contratante moderno acerca del futuro. En este sentido, ambos Thucydides y Smith miden al progreso económico de la misma forma, a pesar de que uno escribe acerca de la riqueza de las ciudades, y el otro de la riqueza de las naciones.

 Ambos Smith y Thucydides juzgan al mejoramiento económico en términos del incremento en opulencia, el crecimiento de las reservas de capital, la expansión del comercio, y el poder crecido en la guerra o en la paz con una mayor riqueza. Pero Smith, con el espíritu de Francis Bacon, busca analizar las causas de la prosperidad para poder hacerlas funcionar en un progreso futuro. Él es el promotor del progreso, no meramente el historiador que presencia los efectos benefíciales de la productividad de una división incrementadamente refinada de la mano de obra y de la multiplicación de la maquinaria.

 Para saber como estas cosas han operado para atraer a la opulencia de las naciones modernas cuando se comparan con la pobreza miserable de las tribus primitivas o aun con las propiedades limitadas de las antiguas ciudades, es saber como formular políticas que deberán expandir a las naciones ricas. Para Smith el estudio de los medios y los métodos por los cuales el progreso económico, ha servido para determinar la política que tal vez asegure aun mayores incrementos del progreso en un futuro.

 Marx parece medir al progreso económico a través de un estándar diferente. La transición de las economías esclavas de la antigüedad a través del feudalismo hacia lo que llamamos “esclavitud asalariada” del proletariado industrial y que puede estar acompañado de una mayor productividad y acumulaciones más vastas del capital. Pero el punto esencial para él acerca de estos sistemas sucesivos de producción, es su efecto en el estatus y condiciones de la mano de obra. El Manifiesto Comunista hace notar puntos que, bajo el sistema capitalista, el supuesto libre hombre trabajador se encuentra en peores condiciones que sus ancestros. Pero si el progreso económico es concebido como el acercamiento históricamente determinado hacia la liberación de los trabajadores de sus opresores, el capitalismo representa a ambos, el avance sobre el feudalismo y una etapa en la marcha del comunismo.

 Cada revolución económica sucesiva lleva a la humanidad mas cerca de la meta de ideas o economía sin clases. El capitalismo crea al proletariado -la clase revolucionaria la cual será el error del sistema. La conquista de la aristocracia por la burguesía prepara el camino para la dictadura del proletariado, y a su vez liquida a los obstáculos para la realización de la perfecta democracia comunista.

 Aquí no nos concierne los detalles de esta historia y profecía sino solo con la teoría del progreso que involucra. En primer lugar, parece establecer una meta optima al progreso, mientras que al mismo tiempo hace al progreso una función necesaria para Marx, al igual que para Hegel, la “historia dialéctica”. Aquellos que piensan que la inevitabilidad del progreso hace del mismo algo interminable al igual que la propia historia, encuentran algo de inconsistencia en la propuesta del materialismo dialéctico, al igual que en la noción de Hegel de las etapas dialécticas necesarias por las cuales la Idea Absoluta alcanza una realización perfecta en el estado Germano. Puede ser el progreso la ley interna de la historia y aun así alcanzar sus metas antes del fin del tiempo.

 Debe existir una respuesta a esta interrogante en un segundo aspecto de la teoría del progreso que va junto con la dialéctica de la historia. El progreso, el cual las sucesivas etapas de la historia representa, reside en la calidad de las instituciones humanas mas que en la naturaleza del hombre. Si más justicia económica o mayor libertad política es alcanzada, no es por que las siguientes generaciones del hombre nacen con una naturaleza mas dispuesta a la bondad o a la virtud, sino por que mejores instituciones han evolucionado de los conflictos de las fuerzas de la historia. Además, según la naturaleza del hombre de Marx, es solo parcialmente determinado con el nacimiento. Una parte permanece para ser determinada por las circunstancias económicas y sociales de su vida-por el sistema de producción bajo el cual vive.

 Hense pensó que el progreso institucional puede llegar a su meta histórica con el establecimiento de la economía ideal, puede también ser posible tener mas progreso a través del resto del tiempo y a través del mejoramiento del mismo hombre, cuando por ultimo su naturaleza pueda desarrollarse bajo circunstancias ideales.

 Hemos notado dos grandes puntos en la discusión moderna característica del progreso. ¿Es la meta del progreso definitivamente atañable, o es su meta un ideal progresivamente aproximable pero nunca realizado? ¿Se puede llegar al progreso a través del mejoramiento de las instituciones humanas o por el mejoramiento en la naturaleza del hombre?

 Las segunda interrogante tiene una variación critica sobre la primera, especialmente para aquellos que conciben al hombre como infinitamente perfeccionable. También se relaciona con el problema de los evolucionistas: ya sea de una forma superior de vida sobre la tierra que evolucionara del hombre o si el futuro pertenece al desarrollo progresivo de la naturaleza humana-biológica o culturalmente. Darwin no esta dispuesto a admitir que “solo el hombre es capaz de un mejoramiento progresivo”, pero él afirma que el hombre “es capaz de una grandeza incomparable y un mayor mejoramiento que ningún otro animal”.

 Rousseau, por otra parte, dice que “la facultad de auto-mejoramiento” es una distinción entre el hombre y los brutos “la cual no admite disputa”. Pero el también piensa que esta facultad es la causa del declive del hombre al igual que del progreso. “Un bruto, al final de algunos meses”, él escribe, “es todo lo que será durante toda su vida, y su especie, al final de miles de años, exactamente lo que fue el primer año de esos miles... Mientras que el bruto, que no ha adquirido nada y por ende no tiene nada que perder, todavía retiene la fuerza del instinto, el hombre, el que pierde, a través de la edad o por accidente, toda su perfección le ha permitido obtener, cae por sus medios mas abajo que los brutos”.

 Según Frazer, “El avance del conocimiento es una progresión infinita hacia una meta que es valida por siempre”.

 Otro punto concerniente al progreso queda para ser iniciado. Hace surgir la pregunta de la libertad o necesidad en la historia. ¿Es el progreso inevitable en cada caso, o ocurre solo cuando el hombre planea sabiamente y escoge bien en sus esfuerzos para mejorarse así mismo o para mejorar las condiciones en que vive?

 En su La idea de una Historia Universal en un Plan Cosmo-Político y en su Los Principios del Progreso, Kant encuentra la posibilidad del progreso en las potencialidades del hombre para mejorar. Él ve a esta realización de esta posibilidad como un trabajo de libertad mas que una manifestación de una necesidad histórica. El progreso político puede posee una meta optima-el mundo de la república o federación de estados. Pero esto, según la conclusión de Kant en La Ciencia del Derecho, es una idea impracticable, y solo sirve al propósito regulativo de “promover una aproximación continua hacia la Paz Perpetua”. La teoría de Hegel sobre la realización progresiva de la idea de un estado en la historia, parece representar la posición contraria a ambos puntos. El progreso es una necesidad histórica, y alcanza una consumación histórica. Para Tocqueville, el progreso de las sociedades democráticas hacia una igualdad universal de las condiciones esta destinada por una Divina Providencia.

 El contraste entre los antiguos y los modernos con respecto al progreso político, parece ser el mismo que hemos observado entre Thucydides y Smith con respecto a la riqueza.

 Los antiguos aciertan la superioridad del presente sobre el pasado, y aun rastrean a las etapas por las cuales se han hecho avances desde las condiciones primitivas a civilizadas.

 Pero no extienden la moción que observan en el futuro. La visión moderna hacia el futuro como una incorporación con la cual la actividad política presente estaría sin dirección.

 Según Aristóteles, por ejemplo, el estado es la ultima etapa en el desarrollo de la vida social que comienza con la familia. “Cuando varias familias se unen, y la asociación apunta a algo mas que al suministro de las necesidades diarias, la primera sociedad que se forma es la villa”. La villa o comunidad tribal, luego, se convierte en la unidad por la cual una comunidad política mayor y verdadera es formada. “Cuando varias villas se unen en una comunidad completa, lo suficientemente grande para acercase o ser autosuficiente, el estado inicia su existencia”.

 Aristóteles ve a este desarrollo no meramente como un progreso partiendo de sociedades más pequeñas y débiles hacia otras más grandes y poderosas, sino también como un avance hacia la realización de la naturaleza política del hombre. Los gobiernos absolutos o déspotas por orden de tiempo, naturales a la familia, aun persisten en las tribus. “Esta es la razón por la cual los estados Helénicos eran originalmente gobernados por los reyes; porque los Helénicos estaban bajo un mandato real antes de que se unieran, mientras que los bárbaros todavía lo son”. No hasta que las formas tribales o domesticas de gobierno fueron remplazadas por los gobiernos políticos o constitucionales -no hasta que los reyes y súbditos fueron remplazados por hombres de estado y ciudadanos-es que el estado o comunidad política fue completamente realizada.

 Pero Aristóteles no concibe al desarrollo que describe como una continuación hacia el futuro. El no imagina a una unidad política mayor que las ciudades-estado, como Kant es capaz de predecir a un mundo estado como la optima formación hacia donde la unificación política progresiva de la humanidad deba tender.

 A pesar de que Aristóteles reconoce que nuevas instituciones han sido inventadas y algunas viejas se han perfeccionado, su teoría política, a diferencia de Mill, no parece medir la bondad de las instituciones existentes a través de su devoción al progreso futuro.

 Considerando el criterio de un buen gobierno, Mill critica a aquellos que separan a la conservación del orden, o la preservación de las instituciones existentes, de la cultivación del progreso. “El progreso incluye al orden”, él escribe, “pero el orden no incluye al progreso”. El orden “no es un fin adicional para ser reconciliado con el progreso, sino una parte y los medios del progreso en sí”.

 El progreso fracasa en definir a un buen gobierno, Mill añade, a menos que entendamos por este termino no meramente “la idea de movimiento hacia delante”, sino “una prevención de fallar y caer hacia atrás”.

Según Mill, la mejor política idealista es un gobierno representativo bajo principios democráticos. A través de una justa distribución de derechos políticos y con el otorgamiento completo de las libertades, funciona mejor que otras formas de gobierno “para promover la virtud y la inteligencia del pueblo”. Este es el fin optimo del progreso político. Formas inferiores de gobierno, como la monarquía déspota, puede ser justificable para algunas personas y aun no aplicables al auto-gobierno, sino solo si ellos también puede trabajar hacia el progreso, “si ellos llevan a esas comunidades a través de las etapas intermedias que deben cursar antes de convertirse en adecuadas para la mejor forma de gobierno”.

 La teoría completa de un buen gobierno es para Mill una teoría de progreso en la cual nosotros debemos tomar “como asentado, no solo el siguiente paso, sino todos las etapas que la sociedad aun debe cursar”.

 Debemos juzgar los méritos de las diversas formas de gobierno a través de esta idea “por la cual, si existen las condiciones necesarias para dar efecto a sus tendencia benéficas, seria, mas que otras, a favor y en promoción no solo para un mejoramiento, sino para todas las formas y grados”.

 En el campo de las artes y la ciencia o generalmente en la cultura, el énfasis moderno hacia el progreso parece ser aun más pronunciado que en las esferas de la economía y la política. La falta de progreso en una ciencia se toma como indicación que aun no ha sido establecida con las fundaciones correctas o que el método correcto para descubrir la verdad aun no ha sido encontrado. La falta de acuerdo en un campo particular es el principal síntoma de estos defectos. Pero donde sea que “el trabajo científico este encadenado al curso del progreso”, Weber piensa que “en el espectro de las artes no existe el progreso en ese mismo sentido”. Levi-Strauss va aun más allá, diciendo que “una persona primitiva no es una persona atrasada o retardada; puede poseer, en un campo u otro, un genio para la invención o acción que puede dejar atrás los alcances de las personas civilizadas”.

 El hecho que la filosofía “ha sido cultivada por muchos siglos por las mejores mentes que han vivido, y que aun no se ha encontrado un tema que no sea punto de disputa, y en consecuencia que no sea dudoso”, y lleva a Descartes a proponer su nuevo método. Él espera que pueda asegurar el progreso en la filosofía, del mismo tipo en el cual el nuevo método lo ha hecho, bajo su punto de vista, acompañado por las matemáticas. El Novum Oranum de Bacon parece estar dedicado al mismo fin de progresivamente aumentar el conocimiento en todos aquellos campos en los que, según el inventario formulado en Los Avances del Conocimiento del presente estado de las ciencias, nada o un poco de progreso se ha logrado desde la antigüedad. Similarmente, Locke, Hume, y Kant insisten que el estudio de la mente humana debe preceder a cualquier otro estudio para poder salvar al hombre de disputas sin beneficio concernientes a temas mas allá de sus capacidades de conocimiento; ellos esperan alentar a la investigación en áreas donde se puede lograr progreso.

 La comparación de diferentes disciplinas o temas de discusión con respecto a su progreso lleva a la condena de aquellos que se han quedado atrás. Los grandes avances científicos del siglo XVII tienden a intensificar la queja acerca de la filosofía, espacialmente en la metafísica. El progreso que ha sido logrado desde el inicio de las matemáticas y más recientemente en la física significa para Kant que cada una de estas disciplinas ha encontrado “el camino seguro” o el “patrón seguro” de la ciencia. Por comparación, la metafísica aun no ha iniciado. Cien años mas tarde, William James todavía no ha dicho que, por comparación con el progreso del conocimiento en las ciencias naturales, la metafísica pertenece al futuro.

 La noción de que cualquier campo del aprendizaje que ha conservado su completa madurez parece para Bacon ser una presunción para aquellos filósofos que buscan “adquirir la reputación de perfección en su propio arte”, y aun tienen “la creencia que lo que no ha sido inventado y entendido nunca podrá ser encontrado”.

 A pesar que los antiguos no evidencian a esta presunción de perfección de sus artes y ciencias, tampoco mencionan la falta de progreso. Tampoco el desacuerdo de sus mentes parece para ellos significar una condición enferma que requiera de nuevos y especiales métodos para curarla.

 “La investigación de la verdad un camino difícil, y en otros fácil”, escribe Aristóteles. “Una indicación de esto puede ser encontrado en el hecho que nadie es capaz de obtener la verdad adecuadamente, mientas, por otra parte, no fallamos colectivamente, sino cada quien dice algo cierto acerca de la naturaleza de las cosas, y mientras que individualmente nosotros contribuimos poco o nada a la verdad, a través de una unión de todas, una cantidad considerable es reunida”. Aristoteles pone la tradición intelectual en uso al adoptar la política de nuestros predecesores que han declarado cualquier opinión” en cualquier tema que sea considerado, “para poder nosotros lucrar con cualquier cosa mencionada en sus sugerencias y evitar sus errores”.

 Pero, en la opinión de los modernos, la tradición intelectual puede también ser el más grande impedimento en los avances del conocimiento si es recibida sin critica y sin reverencia por la autoridad de los antiguos”. “La forma en que la antigüedad se mantiene ahora”, Pascal dice, “ha alcanzado extremos en aquellos temas en los cuales debería tener menor preponderancia, y que ya no pueden presentar innovaciones sin caer en peligro”. Esta es la queja común de Hobbes, Bacon, Descartes y Harvey. “La reverencia por la antigüedad y la autoridad del hombre que ha sobresalido en la filosofía ha”, según Bacon, “retardado al hombre para avanzar en la ciencia, y casi los ha galardonado”.

 Harvey concuerda con Bacon en que los filósofos o científicos no deberían “jurar lealtad a la antigüedad, a la que abiertamente y aun después de todo, niegan y desestiman a su amiga la verdad”. Harvey tiene una opinión más alta que Bacon acerca de los logros de la antigüedad.

 “Los antiguos filósofos”, él escribe, “ cuya industria admiramos, se dirigían a trabajar de una manera diferente, y su trabajo y variedad de experimentos, buscando en la naturaleza de las cosas, nos han dejado sin guía en nuestros estudios”.

 Su admiración de los científicos no lleva, sin embargo, a Harvey a descansar sobre sus logros. En sus propias investigaciones anatómicas, Harvey adopta una actitud hacia el trabajo de sus predecesores, ambos antiguos o recientes, que notablemente se asemeja a la actitud expresada por Aristóteles hacia sus visiones científicas. “Mientras que estamos a punto de discutir el movimiento, acción y uso del corazón y las arterias, es imperativo para nosotros”, Harvey declara, “primero instituir lo que se ha pensado acerca de esto por otros escritores, y lo que ha sido mantenido en la tradición vulgar, para poder confirmar lo que es verdad y poseer a discreción lo falso a través de la multiplicación de la experiencia y la observación detallada”. Es precisamente esta actitud a la que Bacon expresamente condena.

 Bacon no encuentra un método genuino en la ciencia, pero meramente una cultivación de opinión, en aquellos que se preparan así mismos para descubrimiento, primeramente al obtener “una completa aceptación de todo lo que se ha dicho por otros sobre el tema”. Aquellos que inician de esta manera, en el juicio de Descartes, no avanzaran. Particularmente los seguidores de Aristóteles, “que pensarían de sí mismos como felices”, él dice, “si tuvieran tanto conocimiento de la naturaleza como él, aun si esto fuera con las condiciones que nunca obtendrán. Ellos son como la enredadera que nunca intenta subir a los arboles que le dan su apoyo, y que a menudo desciende de nuevo después de llegar a la cima”.

 Pascal toma un punto de vista más moderado. Podemos lucrar, él piensa, en un aspecto limitado para los antiguos. “Justo como hicieron uso de esos descubrimientos que se les han entregado solo como un medio para fabricar nuevos, y esa feliz audacia abrió el camino para las grandes cosas, entonces”, Pascal sugiere, “debemos aceptar a aquellos que han encontrado por nosotros y seguir su ejemplo al hacerlos los medios y no los fines”.

 Los escritores modernos parecen concebir a la ley del progreso intelectual a través de una analogía entre la mente de la raza y la mente individual. Donde Aquinas dice meramente que “parece natural a la razón humana avanzar gradualmente de lo imperfecto hacia lo perfecto”, añadiendo, en tiempo pasado, las enseñanzas imperfectas de los primeros filósofos “fueron luego perfeccionadas por accesos que les siguieron”. ”No solo cada hombre progresa día a día en las ciencias, sino todos los hombres juntos hacen un progreso constante mientras que el universo envejece”.